Antes de que empiece esta aventura, tenía una mentalidad diferente sobre el bosque y los animales; además, no tenía idea de cuál sería mi trabajo. En mi primer día en la Reserva Tesoro Escondido conocí nuevos amigos con quienes formamos un gran equipo y ahora somos como una familia porque convivimos día a día y compartimos algunas tareas.

Foto: Casa de campo, Reserva Tesoro Escondido

Tomada por: Ronaldo Mesias

Los voluntariados y la investigación científica para la conservación son parte de los proyectos de la Reserva, sentí curiosidad cuando empezaron a llegar visitantes y voluntarios, interactuar con ellos es un reto porque generalmente hablamos diferentes idiomas y a la vez, una de las mejores experiencias porque compartimos conocimientos mutuamente; me gusta conocer sobre sus países, su idioma y su cultura. Ellos vienen desde lugares lejanos en busca de animales del bosque primario, su pasión e interés me contagian e inspiran.

En mi primer mes de trabajo acompañé a una pareja de visitantes, Juan José y Beka; caminamos por uno de los senderos y a lo largo del río para observar ranas.  De repente, se dio un acontecimiento que nos produjo un choque de emociones, particularmente, no lo podía creer.

Encontramos en el sendero a un intimidante jaguar que nos observaba fija y curiosamente; su mirada era penetrante. Al final, se retiró como aceptándonos en el bosque, con un poco de suerte y a pesar del pulso acelerado, logré captarlo en una fotografía. Lo que parecía un sueño se convirtió en un hecho que produjo un cambio en mi manera de pensar porque me permitió entender que somos afortunados al encontrar a nuestro alrededor a este tipo de especies que son cazadas y no son valoradas por la sociedad por su importancia para la conservación.

 

 

Foto: Jaguar –Panthera onca

Tomada por: Jhonny Encarnación

Escrito por: Jhonny Encarnación

Parabiólogo de la Reserva Tesoro Escondido